Técnicas para identificar la salud y el tipo de suelo en Argentina

01/07/2021

Con potencial todavía por ser explotado, Argentina ha decidido poner el foco en mejorar su agricultura, haciendo especial hincapié en mejorar la productividad del suelo y formar parte del futuro sostenible de la alimentación. El crecimiento de la población a nivel mundial, sumado a las cada vez más visibles consecuencias del cambio climático, obligan al sector a realizar cambios importantes y aquellos países donde la agricultura es una actividad clave deben ser los primeros en adoptar técnicas sostenibles e innovadoras.

Énfasis en la salud del suelo

Anteriormente, grandes extensiones de terreno se basaban en la técnica de monocultivo de soja, que, si bien obtenía un rendimiento alto y otorgaba rentabilidad, a largo plazo era perjudicial para la salud del suelo debido a la alta demanda de nutrientes por parte de este cultivo y una gestión del suelo pobre basada en exprimirlo sin tener en cuenta la rotación de cultivos o largos periodos de recuperación.

Otro de los problemas de este sistema es que no genera suficientes residuos, por lo que la actividad de los microorganismos que forman la biota del suelo también se ve afectada. Durante las primeras fases de crecimiento es necesario tener unas condiciones ideales para que no afecten a su correcto desarrollo. De ahí la importancia de mantener la salud del suelo, ya que no solo afecta a los cultivos, también a las microcomunidades que viven en el suelo y que forman parte del ecosistema.

Integración de nuevas tecnologías en mapas de tipos de suelo

Dada la extensión del país, existen diferentes tipos de suelo en Argentina. Para obtener el máximo de cada terreno, los agricultores deben implementar tecnología que les ayude a entender perfectamente las condiciones a las que se enfrentan.

El software agrícola es una de las mejores herramientas para determinar cuál de entre los distintos tipos de suelo es el que corresponde a la explotación. Pese a sus múltiples funciones, su uso es muy sencillo y gracias a los datos de satélite incluidos en el software no solo se puede determinar las características del suelo, también sirven para monitorizar los cultivos, planificar las actividades de campo y optimizar los recursos.

La creación de mapas de tipos de suelo es una de las funciones que el software debe contener. El usuario marca en el mapa los bordes del terreno y el programa muestra qué cultivos son los más adecuados para ese tipo de suelo y qué fertilizantes y/o técnicas son las que deben usarse para mantener y mejorar la productividad en ese campo. Esta misma combinación de funciones aparece en EOS Crop Monitoring, que, además, permite al agricultor consultar un historial de desarrollo de la vegetación de los últimos 5 años para comprender las tendencias de la zona.

No hay una única fórmula para lograr el éxito para todos los tipos de suelo, cada uno tiene sus peculiaridades. En general, los limosos son lo más idóneos, pero es poco probable encontrar suelos “puros”, la mayoría están formados por mezclas de 2 o más tipos. La única opción para asegurarse de obtener un buen rendimiento es conocer el tipo de suelo de la explotación y adaptar las plantas y las técnicas a él.

Cómo evitar la erosión del suelo

Algunas actividades agrícolas, como la labranza, perturban el suelo al romper y desplazar las capas del suelo de arriba abajo y viceversa. A su vez, favorece la erosión eólica, al haber trozos de suelo más finos, secos y sueltos. La deforestación es otro proceso ajeno a la agricultura que favorece la erosión, ya que los árboles sujetan el suelo y evitan la erosión por escorrentías, así como los incendios forestales.

Para evitar la erosión, una de las claves es evitar que el suelo quede desnudo. Independientemente de si la superficie es plana o inclinada, se recomienda tener árboles, césped o arbustos. En los campos lo ideal es usar cultivos de cobertura por sus múltiples ventajas. Respecto a la erosión hídrica, además de evitar la labranza, la construcción de canales y otros sistemas de drenaje puede evitar inundaciones y escorrentías.

En el proceso de transición entre las técnicas extensivas y/o tradicionales a otras más sostenibles, hay que tener muy en cuenta que la gestión del suelo también evolucione de forma adecuada. Sabiendo de los tipos de suelo existentes en Argentina y sus características este nuevo enfoque debe tener en cuenta diferentes técnicas de fertilidad del suelo, gestión de residuos orgánicos, diversificación de las cosechas, etc. Solo así es posible mantener la productividad y superar los problemas generados por el uso de técnicas que agotan el suelo y lo vuelven improductivo.

 

 

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