“SubZona 15”: el lunes se conocerá el fallo contra 40 imputados por crímenes de lesa humanidad

25/04/2020

El relato del infierno que vivió el balcarceño Miguel Luis Molinari fue clave en el juicio. Hace 42 años, cuando repartía leche en Mar del Plata, fue secuestrado y torturado por militares.


El juicio denominado «Subzona 15» que se inició en abril de 2018 con un total de 43 imputados y se centra en 272 hechos cometidos dentro del ámbito jurisdiccional que abarcó las localidades de la región, entre ellas Balcarce, tendrá su fallo este lunes a cargo del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, integrado por los jueces Roberto Falcone, Mario Portela y Alfredo Ruiz Paz.

En el marco del proceso judicial, que se extendió por casi dos años, el Ministerio Publico Fiscal -integrado por Juan Pablo Curi, María Eugenia Montero y Julio Darmandrail- solicitó en febrero pasado en su alegato 31 penas a prisión perpetua y otras 9 condenas de entre 6 y 25 años de prisión.

En el inicio del debate eran 43 los acusados -que formaron parte del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada, Prefectura y la Policía- pero a la instancia de alegatos llegaron 40 ya que dos de ellos -Jorge Horacio Bardi y Juan José Lombardo- fallecieron el año pasado.

Por su parte, otro de los acusados, Norberto Benito Stura, realizó una presentación de incapacidad para enfrentar el proceso, incidente que fue resuelto a su favor y por lo que quedó afuera del debate.

Uno de las victimas es el del balcarceño Miguel Luis Molinari. El 20 de enero de 1978 fue secuestrado por las fuerzas represivas mientras cargaba en Mar del Plata la leche y otros lácteos que repartía en nuestra ciudad.

Desde ese momento, fue alojado en distintos centros clandestinos de detención y una y otra vez en diversas sesiones de tortura le preguntaron por su militancia en la Juventud Peronista.

Unos diez días después, finalmente La semana pasada declaró en el marco del juicio por delitos de lesa humanidad que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata.

La megacausa “Subzona 15” es la primera vez que llega a instancia de juicio oral, mientras que existió un juicio anterior de “La Cueva” y ya fueron juzgados cuatro tramos anteriores de “Base Naval” y este proceso corresponde a las partes cinco y seis.

EL RELATO DE MOLINARI EN EL JUICIO
«El 20 de enero de 1978, cuando regresábamos a Balcarce junto a mi empleado, nos pararon los militares a la salida de Mar del Plata. Nos hicieron bajar del camión, nos esposaron y nos taparon las cabezas. Luego nos subieron por separado a dos Falcon y nos llevaron al centro clandestino ‘La Cueva’. Nos metieron en dos habitaciones y podía oír los golpes que le daban a mi compañero«, comenzó en el juicio su relato Molinari.

Y añadió: «Me llevaron a una habitación del frente, me hicieron desnudar, me subieron a una camilla de chapa y ahí empezó la tortura con la picana eléctrica. Preguntaban si conocía a una persona, si conocía a la otra. Siempre insistiendo hasta que en determinado momento uno dice que pararan que traían un aparato más fuerte. Y al rato trajeron otro, ahí sí realmente me levantaban por el aire con cada descarga eléctrica en cualquier parte del cuerpo, en los ojos, en los oídos, en la nariz, hasta hacerme sangrar«.

Tras pasar por más interrogatorios en los que los represores demostraban conocer muy bien cómo estaba integrada su familia, a Molinari lo fueron a buscar a su celda y lo subieron nuevamente con la cabeza tapada al Falcon. Cuando lo bajaron del vehículo, estaba frente al mar y uno de los militares le dijo «Acá se termina todo».

«Sacaron una pistola, me la pusieron en la cabeza e hicieron como un simulacro de fusilamiento, pensé que me mataban. Pero después me volvieron a subir al auto y me llevaron a la Base Naval, donde me dejaron en una habitación junto otras 20 personas”, recordó el balcarceño.

Luego de 48 horas, Molinari fue nuevamente trasladado, esta vez a la Brigada de Investigaciones. «Me llevaron a un calabozo en un sótano, me desnudaron y me dejaron dos días ahí adentro; lo único que había era un recipiente de plástico para hacer las necesidades y me ponían un caldo para tomar. Finalmente, el 31 de enero recuperé la libertad y pude regresar a Balcarce», relató.

Sin embargo, las torturas fueron el principio de todas las persecuciones que vendrían posteriormente. «A los dos días, cuando me estaba recuperando del shock, golpean la ventana del lado de la calle. Me pidieron permiso para entrar, se sentaron, sacaron una pistola, la dejaron arriba de la mesa y dijeron que querían hablar para ver cómo seguir a adelante y me dieron instrucciones».

En ese sentido, Molinari contó que le ordenaron reportarse y pedir permiso cuando quisiera alejarse de Balcarce. «Estaba permanentemente vigilado. Todo eso duró hasta fines de 1980 que se cortó abruptamente«, cerró.

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