Una oficial de la Policía de la Ciudad acusada de encubrir el crimen de Lucas González, el joven de 17 años asesinado de un tiro en la cabeza en el barrio porteño de Barracas, se entregó este lunes a la Justicia tras permanecer el fin de semana prófuga, mientras otros dos efectivos acusados del mismo hecho rechazaron los cargos en su contra, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Lorena Miño, quien se desempeñaba en la Comisaría Vecina 4D y asistió al lugar donde Lucas y sus tres amigos fueron atacados a tiros por otros tres integrantes de la fuerza de seguridad porteña que ya fueron indagados por el homicidio y permanecen detenidos. La mujer había requerido mediante su defensa ser eximida de prisión, aunque el juez de la causa, Martín Del Viso, lo rechazó.
“Yo no tengo nada que ver”, “no estoy preparada para estar detenida”, “que se haga justicia por Lucas, pero yo no tengo anda que ver con esto” y “soy inocente”, son algunas de las frases que repitió Miño en entrevistas que mantuvo con distintos medios de prensa, entre ellos Télam, antes de entregarse con su abogado, Roberto Castillo, en los tribunales situados en Talcahuano 550, donde quedó a disposición del juez.
Mientras la oficial se entregaba, declaraban como imputados también por encubrimiento agravado en esa misma sede judicial otros cinco policías: el comisario Juan Romero y el subcomisario Roberto Inca -ambos a cargo de la División Sumarios y Brigadas de la Comisaría Comunal 4-; y el comisario Fabián Du Santos, el principal Héctor Cuevas y la oficial Micaela Fariña, todos de la Comisaría Vecinal 4D de la Policía de la Ciudad.
Fuentes judiciales informaron que la primera en declarar fue Fariña, quien negó los cargos de falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional, encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave; amenazas y odio racial, todos ellos en concurso ideal.
La oficial dijo que su rol solo se circunscribió a llamar a la ambulancia y cortar el tránsito vehicular, dijeron los voceros con acceso a la causa. También negó los hechos que se le imputan el principal Cuevas, mientras que esta tarde declaraba el comisario Du Santo y se esperaba que continuaran las indagatorias de Romero e Inca.
Los cinco fueron detenidos el pasado sábado por orden del juez Del Viso y a pedido del fiscal en lo Criminal y Correccional 32, Leonel Gómez Barbella. Las indagatorias comenzaron a las 9 en el Palacio de Tribunales y la idea es finalizar este mismo lunes con al menos los primeros cinco detenidos por encubrimiento, a quienes se sumó la oficial Miño.
Para la fiscalía, los seis policías que asistieron al lugar una vez consumado el ataque contra el Volkswagen Suran en el que Lucas y sus tres amigos salieron de entrenar del club Barracas Central adulteraron la escena para hacer pasar el hecho como un enfrentamiento y a tal fin “plantaron” en el auto de las víctimas una réplica de arma calibre 32.
“Los nombrados alteraron los rastros y pruebas del delito que cometieron Juan José Nieva, Fabian Andrés López y Gabriel Alejandro Issasi -los tres policías acusados del homicidio agravado de Lucas y la tentativa de ese delito en contra de sus amigos- (…) al arribar inmediatamente intentando fingir y hacer parecer que se había tratado de un ‘enfrentamiento’ y colocando un arma de utilería ‘plantada’ en el interior del rodado”, indicó Gómez Barbella al requerir la detención de los acusados de encubrimiento.
“Por otra parte, al llegar el personal policial les refirió a los jóvenes frases intimidantes y discriminatorias, tales como: ‘a estos villeritos hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno. Dónde tenés la falopa, dónde está el arma con la que mataste a tu amigo’, denotando un significativo odio racial hacia los adolescentes”, agregó el fiscal en su escrito.
Para este martes está prevista una reconstrucción del hecho en el mismo lugar y a la misma hora en que sucedió, a la que fueron convocados los amigos de Lucas y sus padres, con asistencia del personal de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (Dovic), además de testigos y personal actuante de la División Intervenciones Judiciales la Policía Federal Argentina, sin la participación de la defensa ni de los imputados, !para preservar la salud psicológica de los jóvenes y sus familias!, dijeron las fuentes.
El hecho sucedió cerca de las 9.30 del 17 de noviembre último, cuando los cuatro amigos salieron de un entrenamiento de fútbol, detuvieron el auto para comprar jugos en un kiosco y fueron abordados por efectivos de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, que dispararon al menos cinco veces contra el rodado en el que los chicos trataron de escapar al creer que eran asaltados por delincuentes, ya que los policías no estaban uniformados, no se identificaron y exhibieron armas de fuego.