El cuerpo había sido inhumado el pasado 5 de julio. En 2017 la desaparición de dos cuerpos en el cementerio de Comandante Nicanor Otamendi había despertado alarma en el distrito.
El robo del cadáver de un bebé de cuatro meses del cementerio de Miramar conmociona por estas horas a la localidad vecina.
El aberrante hecho fue advertido por la madre del menor, quien al llegar al lugar encontró la tierra removida. En las últimas horas, la policía exhumó el féretro y se vio la peor escena: estaba vacío.
De acuerdo a la información a la que accedió LA CAPITAL, el fiscal Alejandro Pellegrinelli tomó intervención (están de licencia María Florencia Salas y Rodolfo Moure) y notificó de inmediato a la SubDDI Miramar para que inicien las averiguaciones, en lo que resulta ser una réplica de los dos hechos ocurridos en 2017 en Otamendi.
Un primer rastrillaje en los alrededores le permitió a la policía hallar ropa de bebé y ahora será analizada para saber si es la misma que llevaba el cuerpo.
El caso se inició con una denuncia de la madre, una mujer de 28 años que al ir al cementerio en tres días después del sepelio advirtió que además de la tierra removida había un chupete. Eso le llamó la atención porque recordaba haberlo puesto junto al cadáver. Días después volvió a concurrió y vio una tuerca con forma de mariposa, por lo que decidió dar aviso a la policía.
La mujer, cuyo marido se encuentra detenido en la cárcel de Batán por una causa vinculada a la venta de drogas, narró lo sucedió y pidió la exhumación, algo que finalmente se autorizó para este martes por la tarde. Cuando personal del cementerio de Miramar, policías a cargo de Paulo Rodríguez y los propios familiares rodearon la tumba se encontraron con la estremecedora novedad: el cuerpo no estaba.
El bebé había fallecido por causas naturales, su padre había dejado el penal para asistir al velorio y, como dato que no pasa inadvertido para los investigadores, se llamaba Ciro.