El socialista Pedro Sánchez celebra un excepcional consejo de ministros en la capital de Cataluña, a poco más de un año de la fallida declaración de independencia.
Viernes tenso en Barcelona, con rutas y calles cortadas e incidentes entre manifestantes y la policía, mientras el gobierno español de Pedro Sánchez celebró un excepcional consejo de ministros en la capital catalana. La medida, con la que Sánchez quiso mostrar su cercanía con Cataluña, fue considerada una «provocación» por los independentistas catalanes.
Con lemas como «desbordémoslos» o «seremos ingobernables», distintos grupos independentistas convocaron acciones para bloquear Barcelona.
Desde el amanecer, los activistas de los llamados Comités de Defensa de la República (CDR, grupos de acción directa) cortaron una decena de rutas en Cataluña, entre ellas importantes autopistas como la AP7 y la A2, que comunican la región con Francia y Madrid.
También cortaron importantes vías de acceso a Barcelona, luego reabiertas, y algunas arterias neurálgicas de la ciudad, según el servicio regional de tráfico.
La policía cargó junto a la parte baja de la Rambla contra algunos de estos manifestantes, quienes tiraron vallas a los agentes. Los choques y las corridas esporádicas siguieron a lo largo de la jornada y ya hay once detenidos.
El excepcional consejo de ministros se celebró después de las 9 en el palacio de la Llotja de Mar, el antiguo lugar de encuentro de los mercaderes de Barcelona, cerca del litoral mediterráneo. Estaba custodiado por un fuerte dispositivo policial, dotado de varias barreras a cientos de metros del edificio para mantener alejados a los manifestantes.
Tras el consejo, el gobierno aprobó partidas para infraestructuras y mnedidas simbólicas para Cataluña, como el rechazo y condena al consejo de guerra que decidió el fusilamiento del presidente Lluis Companys, y la decisión de renombrar el aeropuerto de El Prat con el nombre de otro president, Josep Tarradellas, indicó el diario El País.