El rápido accionar de Oscar Poza y Claudio Cabrelli, ambos integrantes de la Estación de Policía Comunal, evitó lo que podría haber sido un suceso trágico.

El martes por la noche, los agentes respondieron a un llamado de auxilio de una familia que advirtió que una beba se había atragantado con la tapa de una gaseosa.

El primero en acudir al lugar fue Poza, quien recordó: «Cuando llegué a la vivienda, la mamá me entregó a la pequeña que no respiraba y ya presentaba un color morado. Algunos instantes más tarde llegó Claudio en otro patrullero y juntos nos dirigimos al Hospital Municipal».

Mientras Poza realizaba las maniobras de RCP, Cabrelli conducía el móvil rumbo al centro asistencial. «Desde la casa de esta familia hasta el Hospital habrán pasado 2 minutos que para nosotros fueron eternos. En lo personal fue lo más feo, pero a la vez lo más lindo que me tocó vivir desde que cumplo funciones en la fuerza», remarcó Cabrelli.

«Si bien tenemos capacitaciones frecuentemente, de los cursos a la realidad cambia absolutamente todo. Es una vida que tenés en tus brazos y que debés salvar. En situaciones así hay que tratar de mantener la tranquilidad, pero uno nunca sabe cómo va a reaccionar ante este tipo de hechos», coincidieron ambos.

«A pocos segundos de llegar al Hospital, la beba comenzó a llorar y eso fue un buen síntoma. En el momento, quizás por la adrenalina que se genera y el deseo de ayudar, no nos dimos cuenta. Pero al cabo de varias horas no podíamos parar de llorar por lo que habíamos vivido», agregaron.

Y concluyeron: «Obvio que puede salir mal. Afortunadamente acá hubo un final feliz. Lo importante fue haber estado capacitados y con los conocimientos necesarios».