Se llama Gonzalo, tiene 11 años y decidió acompañar a su familia a un encuentro con autoridades municipales, con la intención de desalentar la compra de pirotecnia.
El uso de la pirotecnia explosiva es común en estas fechas, con motivo de la Navidad y la llegada de un nuevo año, pero es una práctica que causa sufrimiento a personas con autismo y síndrome de Asperger.
Gonzalo es un chico de 11 años que tras padecer este tipo de celebraciones ya tradicionales, tomó la iniciativa de acompañar a su familia a un encuentro con autoridades municipales, con la intención de desalentar la compra de este tipo de artefactos.
En un contacto con la mañana de Radio Sube (101.5) Gonzalo contó: «siempre que estamos por brindar no pensaba en el vaso sino en donde me escondía para no escuchar las explosiones. Mi familia enseguida me buscaba para poder contenerme y tranquilizarme».
Además, Gonzalo explicó en primera persona cuáles son las sensaciones que le genera la utilización de pirotecnia audible: «siento que las explosiones son muy fuertes, no me gustan para nada porque me hacen doler los oídos».
El joven le habló además a todos aquellas personas que adquieren este tipo de productos en estas fechas especiales: «les recomendaría que no lo hagan y piensen en como nos sentimos. Les diría además que se pongan en nuestros zapatos, los de los abuelos y los animales que tanto lo sufren».