El flamante entrenador de Aldosivi pasó por Balcarce junto a todo su cuerpo técnico. No fue para planear una pretemporada ni mucho menos observar jugadores. Compartieron una cena con viejos amigos y se plegaron a una charla con minutobalcarce.

Lejos de la intensidad y la vehemencia que le imprime a cada uno de sus entrenamientos, el flamante entrenador de Aldosivi de Mar de Plata, Darío Franco, visitó Balcarce junto a todo su cuerpo técnico y compartió una cena con viejos amigos.

Distendido, Franco y su grupo de colaboradores compartieron anécdotas, revivieron historias en la ciudad durante sus trabajos de preparación y se hicieron un tiempo para atender la consulta de minutobalcarce. El paso de Dybala por la ciudad y su posterior debut en la primera de Instituto de Córdoba, el interinato en el club de sus amores y su segundo ciclo en el «tiburón» fueron algunos de los temas a los que hizo alusión en una entrevista exclusiva.

Balcarce, entre los amigos y las comodidades
A la hora de planificar cada pretemporada, Franco apunta su mirada a la tierra de Juan Manuel Fangio. Las bondades de una ciudad que cada año se perfecciona aún más para recibir equipos de primer nivel satisfacen de sobremanera el paladar de un entrenador que no deja ningún detalle librado al azar.

La alimentación de los jugadores, el estado de los campos de juego, las comodidades del hotel, las distancias y un espacio para trabajar la fuerza son algunas de las prioridades en cada una de sus planificaciones. Su paso por Balcarce con Instituto, Aldosivi, San Martín de San Juan y Colón denotan lo cómodo que se sienten Darío Franco y su grupo de trabajo.

«Es una ciudad a la que uno siempre quiere venir. No sólo por las comodidades que nos permiten hacer nuestro trabajo con mucha tranquilidad, sino por la gente. Siempre somos muy bien recibidos, pero no sólo por nuestros amigos que hicimos acá con los años, sino por los vecinos que quizás no nos conocen», explicó el ex jugador de la Selección Argentina.

Por otro lado, el ex zaguero de Newell’s y Zaragoza explicó que la ciudad podría albergar a cualquier equipo de primer nivel que quiera planificar una temporada: «Si uno hace los trabajos de preparación en cualquier ciudad, tiene, por ejemplo, traslados diarios que superan los 60 minutos, con la importancia que conlleva el descanso para el jugador. Acá en 5 minutos vamos de hotel a las canchas y viceversa», explicó. Y agregó: «También nos encontramos con un hotel que se pone a tu disposición en todo sentido. Cada pedido lo cumplen y eso es fundamental para un grupo de trabajo».

Un interinato de «locos»
Hasta que lo llamó Aldosivi para iniciar su segundo proceso, Darío Franco dirigió a un equipo de Cruz Alta, su ciudad natal. Tras ser despedido de Colón y viviendo en su localidad del interior cordobés, atendió el llamado de un grupo de entusiastas del club Newbery que se había quedado sin entrenador.

Franco no dudó, aceptó el ofrecimiento y no sólo que se hizo cargo del primer equipo sin cobrar sino que además se fue con seis victorias en siete partidos. De manera sorpresiva y generando un fenómeno en la Liga Regional del Sur, Franco tomó el equipo trabajando ad honorem. Para despuntar el vicio, hasta que llegara un ofrecimiento de Primera División.

«Nuestra familia tiene una historia que parte desde que mi padre jugaba en esa institución. Mi madre también colaboró durante mucho tiempo, incluso mi hermano dirigió algunas categorías. Fue una experiencia muy movilizante y diferente. Me encontré con mis raíces, mis orígenes, amigos o hijos de ellos que están jugando», contó. Y agregó: «Cuando uno vuelve a vivir y sentir el fútbol amateur, te hace volver a la verdadera esencia del juego».

Segundo ciclo con objetivos claros
Por último, Franco fue contundente e hizo un análisis de sus primeras semanas al frente de Aldosivi: «Más allá de los resultados, el grupo está reaccionando bien a lo que se busca. Eso es lo que más tranquilo nos deja, porque es de lo que dependemos para mejorar y empezar a ver un buen funcionamiento».