El cuerpo de la víctima apareció en una cama del establecimiento, ubicado en el norte de Francia. La sospechosa le dijo a sus cuidadores que había matado a alguien, sin dar muchas precisiones.

Un crimen a sangre fría generó una gran conmoción en la ciudad francesa de Chézy-sur-Marne. Una mujer de 92 años fue encontrada muerta en la habitación de un geriátrico local y según las primeros indicios se trataría de un asesinato. Lo que más alertó a la comunidad es que la posible criminal sería otra anciana que también vivía en esa residencia.

La sospechosa, de 102 años, estaba muy agitada y parecía aturdida cuando el personal le preguntó si sabía algo. Desesperada, les confesó que «había matado a alguien».

La autopsia descartó que la víctima hubiera muerto de manera natural, ya que tenía signos de violencia: fue asfixiada por estrangulamiento y recibió golpes en la cabeza.

La anciana de 102 años, de la cual no se reveló la identidad, fue derivada a un establecimiento psiquiátrico hasta terminar de analizar todas las evidencias. Sin embargo, las autoridades señalaron que en caso de ser hallada culpable, sería muy difícil una condena por su estado mental.

El año pasado, se conoció otro crimen vinculado con la mujer mayor. Anna Mae Blessing, de 92 años, mató a balazos a su hijo porque la quería internar en un geriátrico en Arizona.

La asesina utilizó dos viejas pistolas que tenía escondidas en los bolsillos de su bata. Después de disparar contra su hijo, la anciana apuntó a la novia de éste. Sin embargo, la mujer forcejeó hasta que logró hacer caer las armas, momento en el que aprovechó para escapar y llamar a la policía.

Tras el incidente, los agentes arrestaron a Blessing, que se encontraba en su cuarto, sentada en una silla. Acorralada por los oficiales, les dijo que su intención era suicidarse después de lo ocurrido y que merecía ser «puesta a dormir».