Bielorrusia: entre la influencia de Rusia y una «primavera democrática»

03/10/2020

Bielorrusia afronta el desafío de continuar bajo la influencia de Rusia o la de aceptar una «primavera demócratica» como ocurrió en Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas, tras el supuesto fraude en el que el presidente Alexandr Lukashenko logró su reelección en agosto.

Las protestas por los comicios realizadas en Minsk, la capital del país, obligaron a Vladimir Putin a salir en defensa de su tradicional aliado, que junto a Kazajistán y Moscú forman parte de la Unión Euroasiática, impulsada por el presidente ruso.

El miércoles, la Presidencia rusa volvió a insistir en que Moscú no permitirá que Occidente intervenga en los asuntos internos de Bielorrusia, una pequeña república de casi 9,5 millones de habitantes que limita al norte con Lituania y Letonia, al oeste con Polonia y al sur con Ucrania.

Incluso el presidente Putin planteó la posibilidad de enviar fuerzas de seguridad para defender al gobierno de Lukashenko, que gobierna desde hace 26 años.

Un día después de la advertencia del Kremlin, la Unión Europea (UE) impuso sanciones contra 40 funcionarios del Gobierno de Lukashenko involucrados en la represión o en falsificar el resultado de las elecciones del 9 de agosto en la que el mandatario obtuvo su sexta reelección consecutiva.

El presidente Putin planteó la posibilidad de enviar fuerzas de seguridad para defender al gobierno de Lukashenko, que gobierna desde hace 26 años

Sin embargo, el Kremlin consideró a la postura de la UE «más como un gesto de debilidad que como una señal de fuerza» para solucionar este conflicto.

Lukashenko, por su parte, rechazó las sanciones de la UE y dijo que fueron impuestas porque su país «no aceptó una suerte de ultimátum, que no aceptaría ningún Estado soberano que se respete».

El mandatario bielorruso, de 66 años, considerado el «último dictador europeo», no figura en dicha lista vinculada con la represión de las manifestaciones que congregan todos los domingos a más de 100.000 personas en Minsk.

La condena de la UE se suma a una serie de medidas aplicadas también esta semana por el Reino Unido y Canadá contra dicha exrepública soviética, por «graves violaciones a los derechos humanos», que incluyen a Lukashenko, su hijo y consejero Viktor y a varios funcionarios de alta jerarquía.

Protestas por los comicios realizados en Minsk

Protestas por los comicios realizados en Minsk

Lukashenko, quien se encuentra en el poder desde 1994, disolvió el Parlamento y el Tribunal Constitucional a través de un referendum en 1996.

Según datos oficiales, el presidente bielorruso ganó por más del 80,1 % sobre la candidata opositora Svetlana Tijanovskaya, una exmaestra de 37 años, quien obtuvo 10,12 % del apoyo.

Tijanovskaya es la cara más visible de un movimiento que reclama más democracia y una reforma económica en Bielorrusia.

La oposición denunció numerosas irregularidades y exigió una repeticion de los comicios. Pero el Gobierno de Lukashenko desestimó esta posibilidad.

«Las ´primaveras democráticas´ nunca se saben cómo terminan. Esta el caso de Ucrania. Rusia ve toda expansión de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) como un problema de seguridad», dijo a Télam Juan Battaleme, director de la Maestría en Defensa de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF).

El analista resaltó que Moscú «no puede aceptar que la Alianza Atlántica se acerque a países tan cercanos como Bielorrusia o Ucrania» y opinó que, «tras la caída de la Unión Soviética, en diciembre de 1991, la OTAN avanzó sobre espacios de influencia de Rusia durante muchos años, y ahora el Kremlin no está dispuesto a aceptar dicha situación».

Bielorrusia mantiene una economía dirigida por el Estado, con un mercado libre completamente abierto, según informes de la BBC.

Pero, en la práctica, los sectores industriales o de la agricultura están controlados completamente bajo la órbita estatal, que representa el 50% por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de casi 60.000 millones de dólares, según el Banco Mundial. «Bielorrusia está atravesando un movimiento prodemocrático sin precedentes, pero dudo que tenga grandes alcances o repercusiones, debido la extrema dependencia del país para con Rusia», dijo a Télam el analista internacional Patricio Giusto.

Consultado sobre la posibilidad que Bielorrusia viva una suerte de ´Primavera democrática´, Giusto señaló: «Lo más probable es que este movimiento continúe, con Rusia apostando al desgaste progresivo» de la oposición».

«Lo que parece seguro, por cierto, es que Putin ya no confía en Lukashenko y analiza opciones para el futuro», señaló Giusto, director del Observatorio chino-argentino.

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