El mandatario electo de Brasil comenzó la semana con la planificación de los pasos previos a su asunción el 1 de enero con giros en las relaciones diplomáticas y cambios en las políticas económicas.

Los brasileños, los socios de Brasil y los mercados iniciaron el lunes la semana a la espera de señales concretas de lo que significarán las rupturas prometidas por el ultraderechista Jair Bolsonaro, elegido el domingo presidente de la mayor potencia latinoamericana frente al izquierdista Fernando Haddad.

El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, anunciará los miembros de su gabinete a finales de noviembre y comienza a planificar su agenda internacional, informaron fuentes de su entorno ayer, un día después de su victoria en las urnas.

[columns size=»1/2″ last=»true»]Bolsonaro, quien ganó las elecciones de este domingo con un 55 % de los votos frente al progresista Fernando Haddad[/columns]

Ahora dedicará los próximos días a escoger a los miembros del equipo que negociará la transición con el Gobierno del actual mandatario, Michel Temer.

“Vamos a buscar a las mejores personas para ese equipo”, declaró el diputado Onyx Lorenzoni, quien se perfila como futuro ministro de la Presidencia, cargo desde el que se controlan todos los resortes en el Gobierno brasileño.

Según el futuro “hombre fuerte” del Gobierno que asumirá el 1 de enero próximo, Bolsonaro permanecerá hasta el próximo domingo o lunes en su residencia de Río de Janeiro, donde desde inicios de este mes se recupera de las heridas que sufrió el pasado 6 de septiembre, cuando fue acuchillado en medio de un mitin de campaña.

Luego se trasladará a Brasilia, donde Temer le ha propuesto que se aloje en la Granja do Torto, una residencia de campo propiedad del Gobierno brasileño que está actualmente desocupada y que en otras ocasiones han usado los presidentes electos.

Ese mismo día comenzarán a intercambiar información los equipos que prepararán la transición, que según garantizó el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, será “tranquila” y con un “ánimo de total colaboración” por parte del Gobierno de Temer.

Los medios locales tendieron a dar destaque a las promesas de este admirador de la dictadura militar (1964-1985) de respetar “la Constitución, la democracia y la libertad”, después de haber afirmado en la campaña que sus opositores de izquierda, “los marginales rojos”, deberían optar entre el exilio o la cárcel.

El periodista y exdiputado Fernando Gabeira, que durante la dictadura fue guerrillero, preso y exiliado, prefiere olvidar los exabruptos misóginos, homófobos y racistas de Bolsonaro, con quien coincidió en el Congreso.

“Mi actitud hacia Bolsonaro será la que siempre adopté durante los años de convivencia: de respeto al argumentar las divergencias y de estímulo a sus movimientos positivos”, escribió Gabeira en su columna del diario O Globo, antes de reconocer que “algunos lectores condenan esa visión, con el argumento de que normaliza la barbarie”.

La victoria de Bolsonaro corona y acentúa el giro a la derecha de América Latina, después del ciclo de gobiernos de izquierda de la primera década del siglo.

Su llegada a la presidencia el próximo 1 de enero podría remover prioridades diplomáticas. Los mercados recibieron sin euforia la elección de Bolsonaro, en espera de que el ultraderechista reconvertido al liberalismo dé señales concretas de cómo piensa aplicar su programa de reformas.

La Bolsa de Sao Paulo abrió con un alza de más de 3%, pero devolvió rápidamente las ganancias y terminó el día retrocediendo 2,24 %. El dólar llegó a cotizarse a menos de 3,60 reales por primera vez desde abril (frente a 3,65 al cierre de los mercados del viernes), antes de perder terreno, negociándose a 3,634 reales.