La joven condenada por el crimen de su novio volvió a salir de la cárcel para un control médico.
Nahir Galarza volvió a cruzar la puerta de la cárcel de mujeres de Paraná. Esta vez, la joven condenada a perpetua por el crimen de su novio Fernando Pastorizzo, fue trasladada para hacerse un control médico y sorprendió con su actitud a los pacientes que esperaban ser atendidos.
La adolescente tenía un turno este martes para hacerse una tomografía computada en el Sanatorio Adventista Del Plata, en Villa Libertador General San Martín, el mismo centro de salud privado que usó para hacerse los chequeos de rutina durante el juicio.
La llegada de la joven no pasó desapercibida y a pesar de la escolta de los efectivos del Servicio Penitenciario de Entre Ríos fueron varios los curiosos que sacaron sus celulares para registrar el momento.
La reacción de Nahir fue tan inesperada como su presencia. Lejos de la sobriedad con la que se manejó en sus últimas apariciones públicas, esta vez se mostró de buen humor, contó detalles de su estadía en la cárcel, de sus estudios y hasta sonrió para las cámaras.
Su reaparición en las noticias se dio una semana después de la pelea que protagonizó con una de sus compañeras de celda, Griselda Bordeira, exsubsecretaria de Seguridad de Paraná y detenida por integrar una presunta red de narcotráfico.
Aunque las dos reclusas se comprometieron a no volver a «alterar la convivencia» en el pabellón y volvieron a compartir la celda, Bordeira tuvo que ser internada de urgencia en las últimas horas por tomar lavandina. “Me pusieron lavandina en el agua mineral”, aseguró la mujer.
